Pretemporada de Senderismo y Trekking (continuación)

Como comenté en mi anterior post, por cuestiones de tiempo no pude acabar el sendero que lleva a la Torre de la Vela Blanca desde la Cala de Mónsul. Así, el fin de semana pasado me decidí a acabar lo comenzado y como es costumbre me presenté en el parking del Barronal con las primeras luces del día.

Sin más dilaciones comencé la caminata por el sendero que conduce a la Torre, una subida constante pero asumible a esas horas de la mañana. Un pequeño grupo de nubes de diferentes colores e intensidades corrían a gran velocidad empujadas por el viento de poniente. Una vez arriba había un curioso juego de luz que envolvía toda las vistas, muy buenas vistas por cierto.

Lamentablemente no se puede acceder a la Torre, allí permanece un retén de vigilancia en colaboración con Marruecos (había banderas de este país, el nuestro, de Europa y la cruz de San Jorge de la bandera almeriense). Saludé a uno de ellos que se preparaba a tomar el desayuno en una terraza con unas vistas impresionantes, le pregunté que que había que hacer para vivir allí y el tipo soltó una sonora carcajada. No hice fotos obviamente.

A l otro lado se extendía una pronunciada bajada con el faro de Cabo de Gata al fondo de todo, en medio Cala Rajá, la cual me pareció una opción estupenda para visitar y «aprovechar» pues el sol comenzaba a rebelarse.

Bajé por la sinuosa carretera, cruzándome en un par de ocasiones con ciclistas bien pertrechados en sus monturas de montaña, al borde del desfallecimiento pero incansables en su tesón, la meta estaba bien próxima. Hacía un par de años que no visitaba esta cala y en acto de reconciliación me invitaba en exclusiva, toda para mí.

Merodeé un poco por sus alrededores, como tratando de hacer esperar ese reencuentro, ese abrazo de recuerdos en forma de baño. Me dirigí en dirección al Arrecife del Dedo, frente a él la cueva donde habitaron las últimas focas monje del mediterráneo occidental, queda pendiente esa exploración.

Y por fin el baño!!!!, he escogido esta toma que viré en photoshop para darle un poco de personalidad propia, la he bautizado como «Baño de Hulk» por el color de la «criatura».

Un abrazo nunca es suficiente y yo me cobré los míos con otros tantos chapuzones. Aprovechando que el mar estaba en calma me metí cámara en mano dentro del agua y tomé algunas fotos desde ese punto de vista (cosas de locos o la emoción del momento). Así continué experimentando con nuevos ángulos de visión.

Cuando recogía para emprender el camino de regreso llegaron los siguientes visitantes de la Cala, una pareja con su pequeña de 2 o 3 años, la sorpresa es que los conocía de este invierno cuando estuve en Cantabria, son de allí y habían llegado justo la tarde anterior. Ya sabía yo que era una cala de reencuentros…

Bueno, la vuelta un poco dura, la pendiente es importante hasta la Torre y el sendero hasta Mónsul hervía entre los rayos de Lorenzo. En el parking, a la mañana, encontré una furgoneta que me sonaba, sin duda mi amiga Raquel y sus chicos de Cruz Roja Juventud de Roquetas de Mar estaban allí, así que decidí visitarles y de paso combatir el calor sofocante con otra serie de chapuzones.

Efectivamente estaban allí, habían pasado el fín de semana en la Cala y habían disfrutado de una magnífica noche de luna llena. Una gente muy sana, un grupo humano muy valioso en compañía de una gran mujer, de una persona que aún cree en las personas y lo demuestra con su excelente trabajo.

Poco más, os dejo con un par de fotos procesadas posteriormente y que también he colgado en mi página de flickr y en el grupo de fotógrafos de Cabo de Gata.

Hasta la próxima… muy pronto!!!