Siempre es un placer volver a los orígenes, a la tierra de tus antepasados, a aquellos lugares tan familiares que un día fueron tuyos y que en cierta manera lo siguen siendo. Son vínculos fuertes y particularmente, en esta ocasión, me ha encantado compartir esta ruta con mi prima, sus hijas y mi hermano. Una ruta familiar, diferente, colmada de paisajes singulares, sonrisas y afectos.
Recientemente, mediante un Taller de Empleo, se ha puesto en valor un escenario peculiar que en otros tiempos fue un importante núcleo minero, las minas de hierro de El Pilar de Jaravía.
Bajo este terreno se encuentra una de las joyas escondidas más fascinantes, el monumento nacional de La Geoda de Pulpí.
Recorrimos el poblado y sus edificios, me llaman mucho la atención estas construcciones, vestigios de un esplendor pasajero en los albores de la era industrial.
Como gigantes dormidos, imaginándome los sonidos y el ingente esfuerzo humano de sus trabajadores.
El color de la almagra lo impregna todo, confundiéndose con el entorno.
Y las palmeras, tan representativas del Pilar de Jaravía, este pequeño oasis que antecede a las playas.
Desde allí se observa toda la línea de costa de San Juan de los Terreros.
Y para allá nos encaminamos, dando un paseo por la playa.
Siempre visible, la Isla de Terreros, un icono de mi niñez, cuando buceaba entre sus aguas cristalinas colmadas de peces de mil formas y colores.
Una apetitosa comida en La Venta y aprovechando que el sol volvía a aparecer dimos otro paseo por las calas de Terreros.
Curiosos rincones que hacía tanto tiempo no visitaba.
Una furtiva visita al Castillo de Terreros, no lo había visto desde la rehabilitación y la verdad es que se ha creado un bonito entorno donde me comentaron se realizan multitud de actividades culturales los meses de verano.
Desde allí la Isla Negra y al fondo Águilas y Cabo Cope, ya en la provincia de Murcia.
La sorpresa llegó al final, con la preciosa Cala de los Cocederos o Cala Cerrada, un lugar impresionante que no conocía.
Un mar de tranquilidad dentro de otro, con una particularísima roca excavada por pequeñas cuevecitas, muy características de esta zona del litoral levantino almeriense.
Una ensenada de roca dispuestas en hilera crea una pequeña balsa de agua que hace las veces de espejo.
Y el contraste de la roca amarillenta y el azul del cielo.
Un mar de tranquilidad
Una tarde perfecta.
Más info en: www.pulpituristico.es
Estupenda vuelta a los orígenes, y acompañado de los tuyos. Me alegro mucho compañero.