Erizos de Mar, Erizos de Monte y publico por que me toca

Genoveses Azul

«Lapso», tiempo congelado, extracto de una secuencia, fotograma intermedio donde un Erizo de Mar muta, en una mañana, a Erizo de Monte, así es, pues haberlos «haylos».

Porque aquel día cogí mi billete en primera fila para ver de nuevo amanecer, una película que no me canso de visionar, un estreno diario que también muta en sus matices y colores. Temprano, bien temprano, tanto que en un control rutinario el agente me hace parar el coche, se acerca con el cacharrito de soplar, me da las «buenas noches» y yo le contesto con un «buenos días», observa mi mochila en el asiento de copiloto, sonríe y me indica que puedo proseguir. ¿Será también senderista?, ¿quizás también ocupa de vez en cuando su asiento en el Cine de la Naturaleza?, «FREE ENTRANCE «.

Toma asiento!
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Bahía de los Genoveses. Esperando al Otoño I

Se abre el telón

Al contrario que los osos, aquí en Almería no invernamos sino que «veraneaguantamos». Latentes, buscando continuamente la sombra, agazapados en nuestras casas, «hidratándonos» en los bares o con el brebaje mágico del verano, el «gazpacho almeriense».

Al caer la tarde, o como dicen por aquí «con la fresca», vamos ocupando nuestro lugar en el escenario de las calles y plazas. Salimos al portal y no miramos hacia los lados, miramos hacia arriba para cerciorarnos que el astro rey se dirige ya a su morada. Lunáticos convencidos, deambulamos entonces buscando la brisa marina, las terrazas, el paseo marítimo, las ventanas siempre abiertas invitando a los escasos y tímidos movimientos del aire.

Otra opción es la mañana, la primerísima mañana, previa al estallido amarillo y el cantar de las chicharras… Se abre el Telón!

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Cala de los Amarillos

Una vez más…, es recurrente, parece una frase hecha, pero es también una certeza: El verano se niega a abandonarnos. Como un «okupa» instalado en nuestras latitudes, dormita en las calas del Parque Natural, en los mediodías de los pueblos de interior, en las noches de la ciudad impidiendo el suave recogimiento del cálido edredón. Así, los aficionados al senderismo,  miramos incrédulos día tras día en eltiempo.es la planitud de las isobaras, añoramos los picos de temperatura, rememoramos batallitas de los últimos otoños, inviernos…

Paparatzzis enojados, madrugamos para intimidar al verano, le despertamos al amanecer, fotografiamos cada gesto, cada rincón… pero nuestro invitado es inmutable, no se mueve ni un milímetro, sin parpadear nos desafía y deja en espera al «esperado» otoño, colgado y con el equipaje de mano en algún aeropuerto del clima: «Delayed».

Insistiremos, de momento con un nuevo amanecer en la Bahía de los Genoveses… (click para ampliar)

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