En las dos ocasiones anteriores que he visitado Londres, ambas y ésta última también, con personas muy especiales para mi, no me había fijado tanto en este símbolo tan característico de la ciudad del Tamesis. Durante nuestra visita fueron varias las ocasiones que pasamos por su entorno, al menos tres, a diferentes horas del día, y en cada momento pude apreciar sus matices, su imponente presencia, su carisma si este adjetivo se le puede aplicar a un monumento.
Los iconos londinenses son variopintos, múltiples y heterogéneos pero sin duda el Big Ben merece un trato especial.