Aún quedan rincones, recompensas visuales para el que busca la pureza de las cosas sencillas, y todas, absolutamente todas, se encuentran relacionadas con el entorno natural y los sentimientos humanos. Un libro abierto para el que quiere leer, un baño de vida necesario para abstraernos de lo superficial y dimensionarnos en nuestra relación con el mundo. Mi compañera llama a eso «Quemar retina» y ciertamente la luz de este lugar es cegadora en su plenitud.
Os invito a un paseo por la Playa de las Conchas.